-Tú tienes tu propio juego, y ¿sabes? Yo también tengo el
mío. En el tuyo siempre ganas, y en el mío puedes hacerlo. Yo pongo las reglas,
tú decides si quieres jugar.
-¿Y cuáles son esas reglas?
- Uno: no puedes hablar a nadie del juego, ni de los
jugadores.
-Está bien, pero ¿Quiénes son los jugadores?
-Dos: sólo juegan dos personas: si quieres, tú y yo. Tres:
puedes jugar con otras personas independientemente de mí, siempre cuando
respetes la primera regla y a la vez la quiebres.
-¿Qué coño quieres decir?
-Quiero decir que no puedes hablar del juego, ni de mí, pero
tienes que contarme con quién juegas. Es divertido cuando juegas con alguien
sin que esa persona lo sepa.
-Pero no es muy ético, ¿no?
-No. Cuatro: en cualquier momento se puede abandonar el juego,
pero no quebrantar las reglas. Es decir, si quieres dejar de jugar, dilo y fin,
pero nunca lo jodas.
-Si la jodes acaba igualmente.
-Igualmente no creo que sea la palabra correcta, pero sí, acaba. Y, por último, cinco: esto nunca deja de ser un juego. Como si en realidad nada existiera cuando no estamos jugando.
-Vale, creo que lo entiendo todo. Curioso tu juego, pero aún
no sé qué hacer para ganar.
-Jugar. Sólo hace falta jugar, y saber cuándo y cómo retirarse
en caso de que las cosas se pongan feas. ¿Quieres jugar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario