Olas de mar, que antes de llegar ya se han ido, y que nunca
sabes cuándo van a volver, pero que siempre regresan. Que no dejan de sonar,
como las caracolas. Saladas. Fugaces. Eternas.
Y es que siempre vas a estar ahí, siempre. Y no voy a
esperarte en la arena de la playa, pero me pasaré de vez en cuando para ver si
has llegado.
Algunas nos encaprichamos de elementos naturales, ya ves.
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