Una cosa es que fallen los planes, y otra muy distinta es
acabar en el punto totalmente opuesto al que planeaste. Donde nunca, nunca
pensé que iba a acabar. Ya me lo dijeron. Que iba a terminar volviendo cada fin
de semana. Y yo convencida de que no, que me iría definitivamente, que nunca
volvería. Que empezaría mis dieciocho en camas extranjeras, que haría cosas distintas,
que probaría cosas nuevas, que iba a evolucionar en animal salvaje, que
perdería los sentimientos. Hedonista sólo en potencia, se me caen los ideales, me
decepciono. No fui capaz de pararlo a tiempo, el verano se fue, pero no se lo
llevó, y aquí lo tengo. En cada momento, bajo la piel, dentro de los huesos. Yo
que no quería más vicios que el humo.
Me cuestas tanto, pierdo tanto.
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